Flora
Mientras llegan los arándanos, en Cantabria tenemos una “mala hierba” que no es tan mala como se la llama y que se puede aprovechar. Se trata de la acedera.
La que veis en la foto nos la encontramos en la base de las plantas. La parte buen es que esta variedad no desarrolla tallo muy alto y que su raíz es tipo pivotante, como si fuera una zanahoria, así que es fácil de quitar (preferimos que los arándanos aprovechen el máximo de nutrientes).
Hay distintas variedades, pero nos centramos en la conocida como vinagrera. Pariente del ruibarbo, con sabor cítrico y agrio, sus hojas tienen forma de punta de flecha. Nos indica que el suelo es ácido y húmedo.
De uso común en la cocina francesa actual, también tiene referencias en la cocina tradicional en 1970, en el libro de rectas “La cocina vasca”, donde figura como condimento.
Azafrán silvestre o azafrán de montaña (Crocus nudiflorus) Pequeña flor que indica la llegada del otoño y que se asocia tradicionalmente al último pasto de verde del año. De pétalos morados, de unos 10 a 20 cm de altura, y con estilo y estambres de color anaranjado. Cuidado, hay distintas especies y algunas son tóxicas.
Comienza la primavera y todo se llena de flores. De entre todas las que hay ahora, comenzaremos con la violeta riviniana.
También se la llama violeta de monte, y su aspecto es zigomorfo. Esto quiere decir que solo tienen un plano de simetría. Las orquídeas, por ejemplo, son de este mismo tipo.
Son del género de las violas, familia de las violáceas, de tallos rastreros.
Florece de enero a julio y es perenne.
Lo más llamativo, su color azul violáceo intenso, que destaca sobre el color del prado y junto con las verónicas da ese toque de color que anuncia la primavera.